QUEDARSE SIN GASOLINA EN VENEZUELA.
Escasez de gasolina
Quedarse con el tanque seco: otra angustia para los venezolanos
Incalculables son los dramas que viven los venezolanos a causa de la escasez de gasolina. Colas interminables, denuncias de corrupción, venta de cupos en la fila y de combustible en divisas, atracos, abusos de poder, son algunas de las situaciones a las que se enfrentan quienes se atreven a madrugar por unos cuantos litros de gasolina.
“Necesito gasolina para surtir de comida y medicinas a mi abuela, que tiene 97 años”, dijo Pedro Leal, quien contó que actualmente tiene el vehículo parado por falta de combustible.
Ha hecho varios intentos. “Yo hice cola de sábado para domingo, desde las 2:00 am hasta las 8:00 am. Ese domingo no abrieron la bomba”. Lo volvió a intentar el jueves de esa misma semana en la estación de servicio de La Florida. Llegó a la cola a las 5 de la tarde y logró surtir a las 9 de la mañana: “Fui en échale”.
Leal aseveró que los vecinos que viven cercano a la gasolinera “llaman a policías y colectivos para que corran a la gente de la cola”. Contó que el miércoles pasado no tuvo tanta suerte. “A las 4:00 pm me metí en una cola del San Ignacio, nos corrieron como a las 11. Logramos negociar con la policía con la condición de dejarlos poner adelante tres carros de ellos. A las 12:00 pm, cuando faltaba una cuadra para llegar, se acabó la gasolina. Tengo el carro parado, sin nada de gasolina. No hay nada cerca, ni forma de salir de aquí”.
María Carolina González contó que después del esfuerzo y 12 horas de cola “estoy a pie”. “Me quedé sin gasolina, el medidor está malo y creo que se dañó la bomba de la gasolina. Necesito comprar aunque sea 10 litros para probarla. Todos los sacrificios que uno hace en este país para luego quedar igual o peor que antes”.
Recordó que cuando le tocó surtir combustible, le habían pasado mal el dato de dónde debía hacer la cola: “Me fui un día a la 1:30 de la mañana a la cola del San Ignacio, que supuestamente la hacían en el municipio Sucre, me rebotaron porque no era ahí. La cola se hace fuera del municipio porque en Chacao hay toque de queda y no se puede hacer cola antes de las 6:00 am”.
Una vez que logró ubicarse en la cola correcta cuando llegó ya había como 30 motos y ella era el carro 65. “A las 4 de la mañana comienzan a mover la cola y dan los parámetros del día. Cuando me tocó, eliminaron los particulares, por lo que me rebotaron. Tuve que alegar que yo hacía transporte para mi equipo de trabajo”.
“Me dijeron; ‘No te puedes quedar en la cola, pero te puedo dar la oportunidad de hablar con el teniente encargado de la bomba a las 9:00 am’. Afortunadamente, después de hablar con el teniente me consideró como un caso especial. De ahí en adelante es la ley del oeste. Pasan los carros como ellos quieren, al final logré poner 20 litros y pagué la gasolina como un ciudadano normal”.
Peligro y temor
La tragedia de la escasez no discrimina. En la madrugada del viernes, un camión sin frenos en la carretera de la Colonia Tovar, estado Aragua, acabó con la vida de Celeny Montes, de 14 años de edad, y dejó al menos 8 personas heridas, luego que el vehículo de carga colisionara contra los carros y motos de la cola para surtir combustible. El pasado 20 de abril, un hombre recibió un impacto de bala mientras hacía la cola de la estación de servicio en La Florida, Caracas.
Raúl Romero, después de casi 20 horas de cola, logró equipar su moto con 5 litros de gasolina en una bomba de los Altos Mirandinos: “Diariamente son 100 motorizados que tienen que dormir en el piso toda la noche. También apostando a que los guardias nacionales, al día siguiente, te dejan pasar. Unos lo logran, otros no. Todos duermen en el piso, soportando el frío, donde escupen. Es un gran peligro exponencial, tan solo un contaminado de COVID-19 sería el desastre”.
Calificó la situación como “algo humillante”. “Todos los sectores sociales se encuentran allí. Motos de 40.000 dólares hasta la más barata. Yo llegué al mediodía del día anterior y a las 8:30 am empezó la revisión de salvoconducto y placas. El grupo de tres te marcan la moto con un número. Al llegar a la bomba sientes como un logro de supervivencia y cuando te dicen que son solo cinco litros allí se te cae todo. Algunos tratan de sobornar al bombero, pero en cada isla de servicio está un guardia viendo cuántos litros te echan”.
“Mi jefe tuvo que hablar con uno de los proveedores que es militar para que nos emitiera un salvoconducto”, indicó Alexander Rodríguez. “Nosotros trabajamos montando los mobiliarios del aeropuerto. Hace poco se cayó una de las pantallas y nos pidieron que fuéramos a arreglarla, pero cómo, si los cinco empleados teníamos los carros secos. Mi jefe tuvo que llegar a un acuerdo con el militar: salvoconducto y gasolina por mobiliario y pantalla”.
Rodríguez explicó que aún con el papel se las ha visto difíciles. “No te creas que el salvoconducto me solucionó la vida, solo he podido equipar una vez. El día y a la hora que el hombre indicó. Tuve que bajar casi que empujado un día, a las 4:30 am, a La Guaira para poder equipar. Llegué y me calé mi cola como cualquier mortal. A las 9 de la mañana llegó el tipo y me dijo: ‘Tú vas después de los ocho carros de los jefes’, terminé echando gasolina casi al mediodía”.
Sobre el precio dijo: “Yo pagué lo mismo de siempre 5.000 bolos, pero en la cola vi gente que se bajaba de la mula hasta con 20 dólares y me contaron que están ofreciendo el cupo de la cola en 30 verdes. Eso sí, el militar fue claro: ‘El papelito solo lo puedes usar dónde y cuándo yo diga’”.
Luego de su fracasado intento para surtir gasolina el miércoles pasado, Pedro Leal reflexionó en su cuenta de Twitter sobre el precio de la gasolina: “Oscila entre la avaricia del vendedor y la necesidad del comprador. Ya desapareció formalmente el litro de gasolina comercializado a $1 del mercado paralelo. He tenido que sucumbir ante esto y los mismos que hace una semana vendían entre $1 y $2, hoy la bachaquean a $2,5 y hasta $3. Una amiga me dice que le han ofrecido a $4 el litro”.
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